Cine y Valores

Loreak

Título original: 
Loreak
Género: 
Puntuación: 
6

Average: 6 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2014
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
99
Contenido formativo: 
Crítica: 

Ane, casada con un hombre serio y parco en palabras, empieza a sufrir los síntomas de una menopausia prematura. Su vida transcurre monótonamente tranquila entre su trabajo en la construcción y su casa. Pero, inesperadamente, cada jueves a la misma hora, comienza a recibir un ramo de flores en su casa, siempre de manera anónima. La sorpresa y curiosidad del principio dejan paso a una cierta ilusión por sentirse admirada de un desconocido, cuyo rostro trata de imaginarse. A escondidas de su marido, que ha empezado a sentir celos del admirador secreto, se lleva los ramos al despacho de la obra.
Lourdes y Tere, esposa y madre respectivamente de Beñat, fallecido en accidente, descubren también que un desconocido deposita semanalmente flores en el punto de la carretera donde perdió la vida. Las vidas de las tres mujeres se ven profundamente alteradas por la presencia de esos misteriosos ramos.
Las flores tienen un gran poder simbólico para expresar, con frecuencia, lo que no sabemos o no podemos decir con palabras. Están presentes en ceremonias felices, como las bodas, o llenas de tristeza, como los funerales, y constituyen un presente delicado en cualquier ocasión. Su simbolismo remite, pues, a sentimientos y, por tanto, pueden tener significados muy distintos según el contexto. Y de ahí nace la intriga de la película: cada ramo de flores, en casa de Ane o en la curva mortal, contiene un mensaje, pero éste resulta indescifrable sin conocer a quien lo envía ni que le mueve a hacerlo. Sin embargo el mensaje está ahí, causa su efecto y provoca distintos sentimientos en los que, de modo directo o indirecto, son sus sorprendidos receptores.
La película maneja bien la intriga y la acción avanza a buen ritmo en el entramado de relaciones de los personajes, mientras vamos descubriendo en ellos incomunicación, rechazos, viejos rencores y remordimientos. A pesar de la delicadeza del mensaje –delicadas y hermosas flores para vencer el olvido y ganarle la partida a la muerte–, el gran ausente de todas las historias es el amor. Los personajes que se conmueven por los inexplicables ramos arrastran vidas anodinas, planas, sin horizontes, no tienen vínculos afectivos que los dinamicen. El marido de Ane es más indefinido, pero Beñat y, sobre todo, las tres mujeres protagonistas sí están dibujados con trazos fuertes. Y, sin embargo, carecen de profundidad. Incluso la amistad que parece establecerse entre Ane y Tere nace como fruto de la curiosidad, no de un verdadero afecto, y, por tanto, es coyuntural y efímera. Parece que toda la acción se desarrolla en el mero nivel de realidad de lo inmediato y de las sensaciones, con algún traspié hacia niveles inferiores en ciertas pequeñas mezquindades, pero nunca con una mirada esperanzada, o por lo menos nostálgica, hacia lo alto.
El film, totalmente rodado en euskera, está muy bien elaborado, la fotografía es espléndida y cuenta con una delicada banda sonora que contribuye a crear la atmósfera melancólica que impregna toda la historia. Los actores desempeñan muy bien su papel, que no deja de ser frío y distante. En conjunto, la película, envuelta en un bello halo poético, pero amargo y triste, sin llegar al drama, no deja espacio para el optimismo ni la sonrisa.