Cine y Valores

Llena de Gracia

Título original: 
Full of Grace
Género: 
Puntuación: 
6

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Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2015
Dirección: 
Guión: 
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
83
Contenido formativo: 
Crítica: 

La muerte de María, la madre de Jesús, se prevé cercana. Pedro y otros apóstoles acuden al lugar retirado y tranquilo en el que la madre, como todos la llaman, vive sus últimos días. Pedro está preocupado, pues son momentos difíciles para la joven Iglesia, que está creciendo rápidamente y él no sabe muy bien cómo dirigirla. Todos se dirigen a Pedro en busca de consejos y directrices y éste, a su vez, necesita parar y reflexionar. Sólo María puede dar respuesta a sus incertidumbres.
María es la madre que acoge cariñosamente a sus hijos y les transmite, ante todo, la serenidad y la paz que brotan de la firmeza de su fe. Sus palabras disipan sus dudas y los iluminan para comprender que lo esencial es volver a los orígenes, a la experiencia del encuentro con el Señor, que transformó su vida. A partir de ahí, y con docilidad al Espíritu que los guía, encontrarán en cada momento el camino a seguir, sabrán qué decisión tomar y cómo superar las dificultades.
“Llena de Gracia” no es un relato histórico, pero sí hace referencia al ambiente y a hechos concretos de los primeros tiempos del cristianismo, como la milagrosa liberación de Pedro, que leemos en el libro de los Hechos (12). En el film se insinúan las dificultades del paso de una Iglesia del restringido mundo judío a las más amplias dimensiones del mundo pagano, que provocaron serias disensiones que se acabarían dilucidando en el primer concilio de Jerusalén, en el año 49, que encontramos también en Hechos. Es decir, el guion es pura creación de Andrew Hyatt, pero fundamentado en hechos históricos y con fidelidad a la realidad de los personajes que intervienen. Seguramente María, la madre de Jesús y de la Iglesia, no pronunció nunca las palabras del discurso final, a modo de testamento, pero es totalmente verosímil que ella fuera para esa comunidad un faro para no desviarse nunca de la esencia de la primera llamada de Dios y de la fidelidad al sí de la respuesta de cada uno, y que fuera ella quien los animara a seguir confiando siempre en la presencia de su Espíritu y a no rendirse ante las dificultades. Pedro y los demás son presentados como personas normales y corrientes, con sus dudas y debilidades, para que el espectador pueda identificarse ellos y le sirvan de referente, y que comprenda el valor de la Madre de la Iglesia, ayer y hoy, para no perderse.
Sin embargo, a pesar de tener una línea argumental que, en principio parece sugerente, como es ver a María, llena de ternura y de sabiduría, acogiendo las tribulaciones de sus hijos y compartiendo con ellos los recuerdos de la infancia de Jesús, del dolor de su muerte y del gozo de la resurrección, la película tiene muy poca acción y el ritmo es muy lento. Es una película exclusivamente para creyentes y aun a estos les exige que vayan en actitud de contemplación. Los diálogos, densos de significado, y los largos silencios están concebidos como una experiencia de oración de meditación.
Las imágenes de los paisajes son hermosas y abundan los primeros planos muy cercanos de las caras. En principio éste es un buen recurso para fijar la atención en los sentimientos o las luchas internas del personaje. Pero cuando esos planos tienen exclusivamente una función estética, como sucede en muchos de ellos, la insistente repetición no hace más que ralentizar la narración. Y lo mismo sucede con los flash-backs. Al ser reiterativos, hacen que el relato pierda agilidad.
No es una película para ir a distraerse sumiéndose en un capítulo o un aspecto del drama de la vida, sino que hay que contemplarla como se haría con un icono, y dejar que se cree un ámbito de encuentro con los personajes y lo que significan en la historia del cristianismo. Es una buena opción si uno sabe qué puede esperar de la cinta y en qué actitud debe acercarse a ella.