Cine y Valores

A la sombra de Kennedy

Título original: 
LBJ
Puntuación: 
6

Average: 6 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2018
Dirección: 
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
98
Contenido formativo: 
Crítica: 

PRESIDENTE SIN URNAS

Después de la elección de John Fitzgerald Kennedy en 1960, Lyndon Johnson, que había aspirado él mismo a llegar a la presidencia, acepta ser el vicepresidente. Pero pronto comprende que este cargo, en realidad, ha truncado su brillante carrera política. Sin embargo el curso de la historia cambia de súbito y Lyndon Baines Johnson se convierte en el 36º presidente de los Estados Unidos, no tras unas elecciones democráticas, sino como consecuencia del magnicidio en la ciudad de Dallas, que costó la vida a John Fitzgerald Kennedy el 22 de noviembre de 1963. Un año después, Johnson ganaría ampliamente las elecciones y sería elegido para un nuevo período presidencial, hasta 1969.

Rob Reiner omite cualquier alusión a las sospechas que se han cernido sobre Johnson de haber podido tener algún conocimiento de la conspiración para asesinar a Kennedy y más bien parece que quiere rehabilitar el nombre de ese presidente, hoy prácticamente olvidado. La película tiene el mérito de reconstruir un período convulso de la reciente historia de los Estados Unidos y de acercarnos la figura poco conocida de ese hombre, que carecía del carisma de su predecesor.

El relato comienza en Dallas, ese 22 de noviembre de 1963. La comitiva presidencial avanza entre el clamor y el entusiasmo popular, con JFK y su esposa Jackie en coche descubierto y detrás, en el tercer vehículo, el vicepresidente Lyndon Johnson y su esposa Bird, ignorados por la multitud. Se intercalan momentos de la trayectoria política de LBJ, cuando era el líder de la mayoría demócrata en el Senado, las disensiones en el seno del partido eran notables y los principales antagonistas de Johnson era los Kennedy. Así, la acción va avanzando en dos líneas a la vez: el presente y el pasado, que acaban confluyendo en las noticias que se dan de lo que sería el futuro de Johnson en la Casablanca.

La narración es ágil y Reiner no deja de aludir a temas interesantes, como la habilidad política de negociar, dejando de lado viejas rencillas o enemistades, con el fin de conseguir lo mejor para el país. El reparto es muy bueno y todos realizan una gran labor. Sin embargo, por encima de todos brilla Woody Harrelson, quien ni aun con todas las prótesis en la cara consigue parecerse a Johnson, pero que es capaz de encarnarlo de forma magistral. De todos los puntos buenos del film, Harrelson es, sin duda, el mejor.