Cine y Valores

Jacques

Título original: 
L'odyssée
Género: 
Puntuación: 
7

Average: 7 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2016
Dirección: 
Fotografía: 
Distribuidora: 
Duración: 
122
Contenido formativo: 
Crítica: 

1948. El legendario investigador oceanográfico Jacques Cousteau, animado y apoyado incondicionalmente por su esposa Simone, deja su puesto de trabajo -única fuente de ingresos de la familia- y se lanza a la aventura de recorrer los océanos a investigar el mundo submarino. A bordo de un viejo barco, el Calypso, emprende una auténtica «odisea» (término que da el título original al film) que le reportará fama -aunque no dinero- hasta convertir a Cousteau en todo un mito, admirado en todos los rincones del mundo. Jacques Cousteau, con su permanente gorro rojo, se ha convertido en un icono de la segunda mitad del siglo XX.

Jérôme Salle tiene el acierto de no caer en la hagiografía, sino que, junto al relato de las aventuras en los fondos marinos, con imágenes bellísimas, nos traza un retrato íntimo de JYC (Jacques-Yves Cousteau), con sus luces y sombras, con su grandeza como explorador, sus miserias personales y los conflictos con su esposa y con sus hijos, especialmente con Philippe, el más pequeño. De hecho, la relación turbulenta padre-hijo sirve de hilo conductor al relato.

Aunque a veces pueda parecer un documental, en realidad es una película de ficción, si bien Salle se ha basado en un riguroso trabajo de investigación sobre el personaje, cuyo perfil traza con escrupulosa fidelidad. Para lograr esa verosimilitud, además de un buen guion, de la maestría de Jérôme Salle como director y de unas escenas submarinas de excepcional calidad, hacían falta unos actores capaces de encarnar a unos personajes tan recios, con personalidades tan peculiares. Lambert Wilson, con el gorro rojo del icónico JYC, llega a metamorfosearse de tal modo que se diría es el auténtico Cousteau el que aparece en la pantalla. Pierre Niney y Audrey Tautou están magníficos y muestran a la perfección los lazos afectivos del gran hombre, su egoísmo y su capacidad de hacerse admirar y de hacer sufrir. Las complicadas relaciones con la esposa -a la que amaba con pasión a pesar de su actitud contradictoria-  y con el hijo que no se doblega con facilidad, nos permiten penetrar en los resortes psicológicos de quien fue un visionario, un intrépido explorador apasionado con su proyecto, un hombre de negocios y un seductor.

El biopic sigue fielmente el relato cronológico que se focaliza en los períodos más significativos de su biografía: su frustración como piloto, su pasión por el submarinismo, que compartía con su mujer y hasta con sus dos hijos, la aparición del Calypso, las primeras expediciones financiadas por el British Petroleum, las primeras películas…así como también, los problemas, las traiciones, las dificultades, las amarguras. Es muy interesante seguir la evolución de Cousteau hacia el ecologismo, desde la total indiferencia -las basuras del Calypso son arrojadas al mar- hasta la sincera confesión de su error («Quise conquistar un nuevo mundo cuando lo que había que hacer era protegerlo»), y su compromiso ecológico y humanístico, con denuncia del materialismo egoísta que está destruyendo el planeta («Podemos actuar como ciudadanos de este mundo por el bien de nuestros hijos y nuestros nietos»).

Entre las escenas en el mar, todas ellas magníficas, destaca ese increíble baile de tiburones. Fuera de las aguas, es estremecedor el momento en que el tercer movimiento de la tercera sinfonía de Johannes Brahms presta su voz al silencio de las lágrimas mudas de dolor.

Una película de aventuras con imágenes magníficas, un drama familiar íntimo y una oda ecológica de urgente actualidad.