Cine y Valores

Frantz

Título original: 
Frantz
Género: 
Puntuación: 
8

Average: 8 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2016
Dirección: 
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
113
Valores: 
Crítica: 

1919. Una pequeña ciudad de Alemania. Cada día, Anna sale de casa de sus suegros, con los que vive, para dirigirse al cementerio a limpiar y adornar la tumba de Frantz Hoffmeister, su prometido, muerto en el frente. Su sorpresa es enorme cuando un día se encuentra con Adrien, un joven francés que ha ido a depositar flores en la misma tumba de Frantz. Es un hombre atormentado, como perdido, que se funde en sollozos y apenas si puede responder a las preguntas. Probablemente se trate de un amigo de Frantz de antes de la guerra, de la época feliz en que estudiaba en París.

La película está inspirada en la obra de Maurice Rostand, El hombre al que maté, que escribió poco después de la guerra y que Ernst Lubitsch llevó al cine en 1932, con el título español de Remordimiento. Pero mientras que Lubitsch adoptaba el punto de vista de un francés, Ozón prefiere el de los alemanes y utiliza un discreto juego de espejos entre ambos países. En el film de Lubitsch toda la acción se desarrollaba en Alemania, donde se respiraba la amargura de la derrota. François Ozon traslada sus personajes también a Francia. En Alemania, en el café del pueblo, Adrián oye cantar el himno nacional como una agresión a su persona y a todo lo francés; en París, Anna escucha la Marsellesa lanzada como un insulto al enemigo alemán. Anna y Adrián, se ven también reflejados en esos espejos empañados de odio y rencor, pero ellos son dos seres inocentes, dos víctimas de la guerra que, en medio de la hecatombe, han conservado la pureza interior.

La primera parte de la película, que se desarrolla en Alemania, es una historia de guerra y de muerte, de pena y de culpabilidad, de amor soñado y de amor vivido, de amargura y de perdón. Es, con diferencia, la parte más interesante y hermosa, con un halo de poesía que se pierde en las complicaciones argumentales de la última parte, en la que Ozon se separa de Lubitsch, para derivar en una novela de aprendizaje, cuya figura central es Anna. Su vida se paró al mismo tiempo que la de su novio. Ahora es la «hija» de los padres de Frantz, no tiene más ocupación ni más interés. Vemos su figura enlutada a través de las calles del pueblo, siempre sola y en silencio, como un alma en pena. Pero con la llegada de Adrien, en su rostro vuelve a aflorar la sonrisa, renace en ella la ilusión y la esperanza. Sin embargo, para volver a la vida, tendrá que coger un tren hacia Francia para buscar a un muerto y encontrarse con un vivo, y tendrá que aprender a superar el amor perdido y el amor soñado para recuperarse a sí misma y tomar las riendas de su vida.

Frantz es una película de superación de las heridas, las mentiras y el dolor. Una escena de confesión del francés con un sacerdote alemán, breve pero de gran densidad, es la síntesis del núcleo de la historia: el perdón que limpia el alma y la abre a un horizonte nuevo. La interpretación de los cuatro personajes principales es magnífica y es bellísima la fotografía en blanco y negro, que se desliza suavemente al color en los flash back, en las secuencias de felicidad, o cuando los recuerdos se embellecen con las mentiras. Y es también notable y adecuada la banda sonora de Philippe Rombi.  

Una magnífica película tanto en la forma como en el contenido.