Cine y Valores

El cuento de la princesa Kaguya

Título original: 
Kaguyahime no monogatari
Puntuación: 
7

Average: 7 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2013
Dirección: 
Fotografía: 
Música: 
Intérpretes: 
Distribuidora: 
Duración: 
137
Contenido formativo: 
Crítica: 

La película de Isao Takahata es la adaptación de un cuento popular japonés del siglo X. Narra la historia fantástica de una diminuta princesa hallada en un tallo de bambú. El campesino que la encontró y su esposa la adoptan alborozados y cuál no es su sorpresa al comprobar cómo en sus brazos la princesita se convierte en un rollizo bebé capaz de crecer a una gran velocidad, como sucede con los tallos de bambú. Los padres están convencidos de que se trata de una auténtica princesa, por lo cual deciden dejarla de la vida sencilla en el campo para llevarla a la ciudad y educarla como una gran dama. Allí, Kaguya se convierte en una joven preciosa a la que pretenden los más grandes príncipes de los alrededores y, hasta incluso, el mismo emperador. Pero ella con su ingenio consigue rechazarlos a todos, uno por uno, exigiéndoles el cumplimiento de empresas imposibles.
En el cuento de la misteriosa princesa, hay también una subtrama, con tintes melodramáticos, que es la historia de amor entre Kayuga y el joven Sutemaru, que nos ofrece una de las secuencias oníricas más hermosas y conmovedoras de la película, aunque con un halo de profunda tristeza.
En lo referente a la técnica de animación, el film es una auténtica maravilla. Recrea con la misma honda delicadeza los majestuosos bosques de bambú, con una mágica luz filtrándose entre los troncos, que los gestos torpes y graciosos de los bebés, o los magníficos lujos de la ciudad. Algunos planos fijos, de una belleza indescriptible, parecen bocetos de auténticas estampas japonesas. Pero donde uno queda totalmente deslumbrado y sin aliento es cuando la historia alcanza su clímax, se resuelve el enigma del origen y el destino de Kayuga, en una escena de una fantasía fascinante.
Es una pena que un tal regalo visual quede empañado por un metraje tan excesivo que la película llega a hacerse pesada al espectador.