Cine y Valores

Doña Clara (Aquarius)

Título original: 
Aquarius
Género: 
Puntuación: 
6

Average: 6 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2016
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
142
Valores: 
Crítica: 

Recife (Brasil). Clara, de 65 años, vive sola en su piso del edificio «Aquarius», frente al mar. Allí vivía ya en los años 80, con su marido y sus hijos. El tiempo ha pasado, su marido falleció, ella ha superado un cáncer, los hijos se han ido, pero Clara no ha perdido ni un ápice de gusto por la vida. Su colección de vinilos es el depósito de su memoria, toda una existencia de amor y de trabajo, de lucha por la libertad de la mujer. Porque los recuerdos de la vida de esta excrítica musical están llenos de músicas. Sin nostalgia, porque es una mujer vital, pero que nadie vaya a ofrecerle dinero para abandonar el lugar en el que fue tan feliz y en el que quiere continuar viviendo. Va a resistir a las intimidaciones de un poderoso grupo inmobiliario que ya ha comprado el resto de los apartamentos del inmueble, para derruirlo y construir en su lugar un complejo turístico. Las perturbaciones que le producen las presiones del promotor y de su propia familia la llevan a revisar su vida y a pensar en las personas a las que ha amado.

A través de la obstinación de Clara, la película habla del paso del tiempo, de afrontar una enfermedad, del desgarrón por la separación de los seres queridos, de la familia, del deseo de vivir bien. Y en un nivel más profundo, habla de la suerte que corre el patrimonio cultural y urbano, y del capitalismo salvaje en el Brasil de hoy, de la corrupción y el frenesí por el dinero, de la ola de especulación inmobiliaria. Aunque, Kleber Mendonça Filho se centra exclusivamente en el impacto psicológico que los métodos agresivos de las empresas tiene en los ciudadanos corrientes.

Con hábiles flashbacks surge el pasado, siempre en ese mismo lugar, y desarrolla la trayectoria de una vida; las personas han desaparecido o han envejecido, pero las paredes permanecen y Clara no está dispuesta a renunciar al ámbito en el que amó y fue feliz, y que le permite seguir siendo ella misma, con todos los estratos que conforman hoy su personalidad.

La película pone el foco en el personaje de Clara, en su realidad personal, pero viéndola también como reflejo de un país y de una época. Cualquier presencia de otro personaje es a través de ella, porque, de un modo u otro, se relacionan con ella. Es la historia de su vida, en la que poderes oscuros quieren eliminar «lo viejo» y sustituirlo por «lo nuevo», lo actual, pero que a ella no le pertenece y, por tanto, no le interesa. Es también un film político y social, de denuncia de un capitalismo tan exacerbado que llega a ser ridículo además de patético. Pero, sobre todo, es el retrato de una mujer extraordinaria, viva y sensual en su madurez, infatigable luchadora por la libertad, magníficamente encarnada por Sonia Braga, esa gran actriz brasileña, que dota a Clara de una capacidad de resistencia, una fuerza y una dignidad colosales.