Cine y Valores

Wonder

Título original: 
Wonder
Género: 
Puntuación: 
9

Average: 9 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2017
Dirección: 
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
113
Crítica: 

August Pullman, al que todos llaman Auggie, es un chico de diez años que nació con una malformación craneofacial congénita rara, por la que tiene el rostro muy deformado, aunque ya ha sido operado en 27 ocasiones para normalizarlo lo máximo posible. Sus padres, Nate e Isabel se han volcado en él hasta el punto que Via, su hermana adolescente, opina que Auggie es el sol y todos los demás los planetas que giran a su alrededor. La madre sacrificó su carrera profesional para dedicarse plenamente a su hijo, cuidarlo y darle una educación escolar en casa, y el padre está presente y comprometido en la buena marcha de la familia y en la formación humana de sus hijos. Al llegar el momento de empezar la enseñanza secundaria, los padres piensan que ha llegado el momento de que se desprenda del casco de astronauta con el que se protegía de las miradas cuando salía a la calle, empiece a ir a la escuela, se relacione con otros compañeros y lleve una vida normal de niño de su edad.

El director del centro, el Sr. Traseronian es un buen hombre, con sentido de la justicia, que quiere proteger a Auggie. También el Sr. Browne, profesor responsable de la clase, es un buen educador, que intenta formar a sus alumnos en la línea de «Cuando tengas que escoger entre tener razón o ser amable, escoge ser amable». Pero, a pesar de su buena voluntad, no pueden evitar que el niño lo pase mal entre los compañeros, a quienes su rostro les produce rechazo.

Como sucede en el libro de R. J. Palacio, la historia está contada desde el punto de vista de los diferentes personajes, como si fueran capítulos distintos, con las experiencias de cada uno de ellos. Así vamos conociendo a Via, la hermana de Auggie, que lo adora y se preocupa por él, pero que echa de menos que sus padres la escuchen y le presten atención. Mientras vivió su abuela ella fue su confidente y su refugio, pero ahora, con los problemas normales de la adolescencia, se siente sola y le encantaría que sus padres, especialmente su madre, le dedicaran más tiempo. En el colegio, algunos chicos practican el bullying más despiadado con Auggie, otros quisieran ser valientes y hacer lo correcto pero están atemorizados y no se atreven, otros -una niña encantadora y Jack Will- apuestan decididamente por no dejarse influenciar y actuar con unos principios éticos admirables en personas tan jóvenes.

Jacob Tremblay lleva a cabo un excelente trabajo encarnando a ese niño, inteligente y bueno, a quien todo el sufrimiento que le ocasiona el rechazo jamás se traduce en rencor ni malevolencia. En medio de unas circunstancias tan duras, es capaz de entusiasmarse por la ciencia, de reír y tener sentido del humor, de estar dispuesto a ayudar a sus compañeros. No hay palabras para describir a Julia Roberts. Cada gesto, cada mirada, cada sonrisa y hasta cada lágrima retenida tienen tal elocuencia que no necesitan palabras. Ella y Owen Wilson están geniales y nos acercan a unos padres luchadores, sin desánimos ni concesiones al dramatismo, que han sido capaces de organizar una familia llena de amor y felicidad y de educar a sus hijos con unos criterios éticos muy sólidos y bien fundamentados. Todo el resto del elenco, adultos y niños, están francamente muy bien.

Stephen Chbosky, director y coguionista, con Steve Conrad y Jack Thorne, ha sabido presentar toda la profundidad de una historia humana de amor y dolor, conmovedora hasta las lágrimas pero no «lacrimógena». Sin caer en ningún momento en la ñoñería ni en las moralinas dulzonas, se adentra en un drama terrible, sin dejar de poner de manifiesto la dureza de una sociedad -la nuestra- que no tiene el valor de mirar de frente determinadas situaciones y busca excusas para marginar a los incómodos y, sobre todo, para no comprometerse.

Por supuesto se vierte alguna lágrima viendo la película, pero uno sale optimista, creyendo en el hombre, en la capacidad de bondad y fuerza del ser humano. Y a uno le gustaría tener la calidad humana de la familia Pullman, amar como ellos aman y vivir como ellos viven. Y a uno le gustaría, llegado el caso, reaccionar como Jack Will o como el Sr. Traseronian.

Una magnífica película que nadie debería perderse, para reflexionarla y comentarla después. Habría que llevar a nuestros hijos para que aprendieran la lección de que lo único que en la vida tiene sentido es el amor y la bondad.